Como
padres nos preocupa que nuestro hijo pueda ser víctima de bullying,
pero difícilmente consideramos la posibilidad de que él sea el acosador;
es más, si algún profesor o padre de familia la menciona, la rechazamos
totalmente.
Sin
embargo, es muy importante detectar esta situación a tiempo, porque el
bullying no solo afecta seriamente a la víctima, sino también al
agresor.
Características de un acosador o acosadora
Quien
acosa, generalmente lidera un grupo y consigue estatus o poder a costa
de los otros: de las víctimas, que se encuentran en desventaja frente a
él y no saben o no pueden defenderse, y de los cómplices, quienes
participan directamente del acoso o lo observan, pero no hacen nada para
detenerlo.
Cuando
se piensa en un acosador, uno se imagina a un chico notoriamente
agresivo o violento, pero no siempre se manifiesta de esa manera, pues
también puede ser muy sutil, solapado, o hacer uso de la manipulación,
por lo que no es extraño que sean otros quienes ejecuten las agresiones
para que él no quede en evidencia. Igualmente, podría mostrarse muy
correcto o encantador frente a los adultos, lo que haría más difícil
detectar su accionar.
Los
acosadores no siempre emplean la violencia física o verbal para
intimidar a un compañero; también pueden valerse de la exclusión social o
académica y de la difamación o la exposición pública, principalmente en
las redes sociales, como Facebook o Ask.
Asimismo,
no provienen en todos los casos de hogares en los que hay abuso o
discriminación (ya sea que lo observen o lo experimenten directamente) o
donde se estimula la violencia, sino que también pueden provenir de
hogares en los cuales se les permite todo, se les festeja o se les
justifica, ya que ello conlleva a que se sientan impunes.
Por
otro lado, los hijos que se sienten rechazados o faltos de atención y
afecto también podrían actuar de manera abusiva para compensar su propia
situación personal.
Señales de alerta. Debe estar atento si su hijo o hija:
- No logra ponerse en el lugar del otro cuando se le llama a la reflexión; al contrario, la situación le parece divertida.
- No acepta la responsabilidad de sus actos: los niega o se justifica, piensa que el otro se lo merece porque se deja o debido a que es un “tonto”.
- Se muestra prepotente con sus hermanos u otros chicos allegados. Siempre quiere “salirse con su gusto”.
- Trae cosas a casa que no son suyas sin una explicación convincente.
- Disfruta mofándose o humillando a otros niños o jóvenes. Se jacta de ello.
- Disfruta maltratando a su mascota u otros animales.
- Habla de forma despectiva de sus compañeros.
- Recibe dos o más llamadas de atención o quejas por su manera de relacionarse con sus compañeros.
Los padres deben estar muy atentos a las actitudes de sus hijos, es importante pensar que no puede ser una victima pero puede ser el agresor.
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