Una forma característica de violencia producida entre alumnos es el
acoso escolar o bullying -concebido como un modo de violencia entre
iguales-. Este tipo de violencia ha estado más o menos presente en todas
las sociedades a lo largo de su historia, y es con el desarrollo de los
medios de comunicación, que la dimensión y generalización de este
fenómeno se hacen más visibles.
El creciente uso de las Tecnologías de Información y Comunicación entre
los menores de edad, sin que el acceso a éstas implique procesos de guía
y acompañamiento por parte de los adultos, ha facilitado la aparición
de fenómenos de violencia cibernética. El ciberbullying encierra un
riesgo creciente para los niños, niñas y jóvenes que, asociado a
problemáticas como el rezago escolar, las adicciones, el sexting y la
pornografía infantil, detona conductas de peligro[2].
Tanto el
acoso escolar como el ciberbullying se refieren al abuso entre iguales,
pero son diferentes, ya que mientras el acoso escolar se da cara a cara y
se limita al entorno de la escuela, el ciberbullying permite que
las/los abusadores se escondan en el anonimato, en tanto el daño
trasciende los espacios escolares y se reproduce exponencialmente.
La tecnologia, en este caso solo nos perjudica, ahora podemos ver videos de adolescentes maltratando a otros en cualquier red social, es muy lamentable.
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